La sexualidad tras la Menopausia

Durante la menopausia el cuerpo de la mujer sufre numerosos cambios a los que no siempre es fácil adaptarse, los cuales en muchos casos interfieren en el área de la intimidad. Ahora bien, esto no tiene por qué suponer una renuncia a la sexualidad, debemos romper ese tabú, y es que, al contrario de lo que muchas personas piensan, este puede ser un estupendo periodo para que una mujer disfrute del sexo con plenitud.

En primer lugar, ¿qué cambios biológicos supone la menopausia?

Podemos definir la menopausia como el momento durante la madurez (en torno a los 50 años) en que la mujer deja de tener el periodo menstrual por completo y disminuye de forma considerable la producción de varias hormonas, como los estrógenos. En sentido estricto, la menopausia se fija después de un año a partir del último periodo menstrual.
El climaterio es la fase que precede a la menopausia real y que dura aproximadamente unos seis años, durante los cuales el cuerpo de la mujer se adapta a niveles mucho más de estrógenos.
El primer síntoma del climaterio suelen ser los ciclos menstruales más cortos. Durante los años en que tiene capacidad reproductora, el ciclo menstrual de la mujer va cambiando, de modo que hacia el final de los 40 años, los períodos de las mujeres empiezan a ser irregulares en el tiempo, variando también el momento de la ovulación. En lugar de ocurrir a mitad de ciclo (como en los primeros años) se puede adelantar o atrasar de forma considerable, incluso no ocurrir. Este hecho explica por qué la fertilidad disminuye a medida que se aproxima la madurez y por qué algunas mujeres, que creían conocer bien el ritmo de su cuerpo para evitar embarazos sin usar anticonceptivos, se encuentran con un bebé que les cambia la vida.
Los síntomas que pueden aparecer en el climaterio son:
  • Sofocos y sudores fríos, los cuales se deben a la inestabilidad vasomotora.
  • Sequedad de la piel.
  • Menor lubricación vaginal durante la excitación sexual.
  • Pérdida de calcio en los huesos que puede llegar a producir osteoporosis.
  • Aumento de los depósitos de grasa en las arterias, lo que puede propiciar enfermedades coronarias.
Hay que tener en cuenta que todos estos síntomas son variables, por lo que dependerán de cada mujer
En aquellos casos en los que aparecen síntomas que afectan de forma considerable la salud de la mujer se recurre a la terapia de substitución hormonal (TSH). Este tratamiento hormonal (suele incluir estrógenos y progesterona) pretende compensar la reducción hormonal durante la menopausia o tras la extirpación quirúrgica de los ovarios, minimizando los síntomas y disminuyendo el riesgo de dolencias cardiovasculares y de osteoporosis durante la vejez.

Etapa de ¿liberación?

Una de las principales consecuencias de la menopausia es la pérdida de la menstruación y capacidad reproductora, ¿esta circunstancia puede resultar estresante o deprimente? Pues bien, en la mayoría de casos no es así.
Para muchas mujeres dejar de de tener el período supone un auténtico alivio, ya que les permite decirle adiós a las molestias que llevan tantos años soportando. Además, muchas mujeres que no quieren quedarse embarazadas, bien porque esto supondría un riesgo para su salud o la del bebé bien porque no desean tener un hijo, no logran deshacerse de su miedo a un posible embarazo incluso recurriendo a métodos anticonceptivos, lo que dificulta enormemente que puedan sentirse totalmente cómodas en sus relaciones íntimas. Por este motivo, para un gran número de féminas saber que ya no se producirá un embarazo supone toda una liberación, permitiéndoles disfrutar más de sus relaciones sexuales.
 

«El envejecimiento no dificulta en modo alguno la capacidad de la mujer para el orgasmo, siempre y cuando no exista otro problema de salud que complique la situación. De hecho, muchas mujeres afirman que sus orgasmos son más fáciles en los años posteriores a la menopausia que cuando todavía tenían la menstruación. No obstante, este efecto puede estar relacionado con los componentes psicosociales de la respuesta sexual (por ejemplo, ya no se preocupa por quedarse embarazada) que con factores biológicos». (Masters y cols.,1994).

Si bien es cierto que tras la menopausia ciertos signos de excitación sexual (como la lubricación vaginal) pueden resultar menos evidentes, esto no tiene por qué interferir en las relaciones sexuales. En la mayoría de ocasiones, los problemas provocados por la menopausia van a depender más del contexto social,características personales, estado de la relación con la pareja… que de factores biológicos.
Aquellas personas que llevan una vida sexual activa en la juventud tienen más probabilidades de llevarla también en la madurez y en la vejez. En cambio aquellas mujeres que nunca se han sentido a gusto con su pareja en la intimidad, van a tender a poner fin a sus relaciones sexuales a los años, posiblemente con alivio. A lo largo de la vida, parece que la actividad sexual por sí sola promueve el interés y la excitación sexual, y a la inversa, la ausencia de actividad sexual lleva a tener niveles más bajos de hormonas relacionadas con el sexo y a la pérdida de apetito sexual. 
Aún así, debemos entender que somos mucho más hormonas y que la forma en la que nos vemos, cómo nos cuidamos así como la actitud que solemos adoptar frente a los cambios va a influir enormemente en nuestro deseo (o no) por mantener esa parcela de la intimidad. Por tanto, ten muy presente que independientemente de cuál sea tu edad biológica, cualquier momento es bueno para tomar las riendas de tu vida sexual y reconducirla hacia donde desees.