La matrescencia es un término que describe el proceso de transformación que experimenta una mujer al convertirse en madre, similar a la adolescencia en términos de cambios hormonales y neuroplasticidad.
Origen
El término matrescencia fue acuñado por primera vez en 1973 por la antropóloga Dana Raphael. Raphael utilizó este término para describir el proceso de transición que experimentan las mujeres al convertirse en madres, comparándolo con los profundos cambios biológicos, sociales y psicológicos que ocurren durante la adolescencia.
Sin embargo, el término no ganó popularidad hasta 2008, gracias a la psicóloga Aurelie Athan, quien ha dedicado su carrera a estudiar el desarrollo de las madres de manera holística. Athan ha trabajado para visibilizar la importancia de este proceso y promover un mayor apoyo y comprensión social hacia las mujeres en esta etapa de sus vidas.
¿Qué nos dice la ciencia sobre ello?
Este concepto ha sido ampliamente explorado en el libro Neuromaternal de la Dra. Susana Carmona, que se centra en los cambios cerebrales durante el embarazo y l maternidad.
En Neuromaternal, se destaca cómo el embarazo provoca modificaciones profundas en el cerebro de la mujer, facilitando la transición a la maternidad. Estos cambios afectan principalmente a áreas del cerebro relacionadas con la empatía y la conexión emocional, preparando a la madre para los desafíos de la maternidad. La Dra. Carmona explica que estas adaptaciones neuronales son cruciales para el vínculo entre madre e hijo, y que cuanto más significativos son estos cambios, mejor es la conexión entre ambos.
Implicaciones prácticas de los cambios neuronales
Los cambios neuronales que ocurren durante la matrescencia tienen varias implicaciones prácticas que pueden influir en la vida diaria de una madre. Algunas de las más relevantes son:
• Mejora en la empatía y la conexión emocional. Las áreas del cerebro relacionadas con la empatía y la conexión emocional se vuelven más activas, lo que facilita una mejor comprensión y respuesta a las necesidades del bebé. Esto puede fortalecer el vínculo madre-hijo y mejorar la capacidad de la madre para interpretar las señales no verbales del bebé.
• Aumento de la resiliencia. Los cambios hormonales y neuronales pueden aumentar la resiliencia de la madre, ayudándola a manejar mejor el estrés y las demandas de la maternidad. Esto puede traducirse en una mayor capacidad para enfrentar desafíos y adaptarse a nuevas situaciones.
• Desarrollo de habilidades multitarea. La maternidad a menudo requiere la capacidad de manejar múltiples tareas simultáneamente. Los cambios en el cerebro pueden mejorar la capacidad de la madre para realizar varias tareas a la vez, lo que es crucial para cuidar de un bebé mientras se gestionan otras responsabilidades.
• Mayor sensibilidad a las amenazas. El cerebro de la madre se vuelve más sensible a las posibles amenazas para el bebé, lo que puede aumentar la vigilancia y la protección. Esto es una adaptación evolutiva que ayuda a garantizar la seguridad del bebé.
• Cambios en la memoria y la atención. Aunque algunas madres reportan dificultades con la memoria a corto plazo, estos cambios son generalmente temporales y pueden estar relacionados con la reestructuración del cerebro para priorizar la atención y el cuidado del bebé.
Estos cambios no solo benefician al bebé, sino que también pueden contribuir al crecimiento personal y emocional de la madre. La comprensión de estas implicaciones prácticas puede ayudar a las madres a sentirse más preparadas y apoyadas durante esta importante transición.
Referencias bibliográficas:
Carmona, S. (2024). Neuromaternal: ¿Qué le pasa a mi cerebro durante el embarazo y la maternidad?. Ediciones B.